En 1977 este genial escritor dio a conocer su teoría de la existencia de una matrix verdadera: Un programa cibernético a través del cual constuimos nuestra realidad

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El escritor Phillip K. Dick es la influencia más grande en la ciencia ficción que vemos hoy en día, sus ideas atraviesan la mayoría de los films y obras de entretenimiento de la cultura pop actualmente, a veces sin que nos demos cuenta. El Poder de K. Dick, ese Kafka de los estados alterados, yace en que sus visiones, sus distopias, sus mundos imaginales, por extraños que parezcan, resuenan con una realidad secreta, un código inscrito en nuestra biocomputadora humana. No son sólo la imaginación de una persona tomando anfetaminas y golpeando su máquina de escribir, son las visiones de un hombre que de alguna forma se conectó con los arquetipos del futuro de la conciencia colectiva del hombre. Y hay que decirlo, K. Dick, no es sólo uno de lo más grandes escritores de ciencia ficción, es uno de los más grandes escritores de cualquier género: si los mundos de Kafka esbozan una pesadilla cósmica, ésta se acaba de materializar en K. Dick.

 

En esta conferencia vemos como Dick describe, antes que Baudrillard, estos mundos simulacro, mundos hechizos: contrabando virtual. Dick hace referencia a una chica de pelo negro que aparecía en sus novelas y le tocaba a la puerta al protagonista para revelarle que su mundo era una ilusión. Esa chica se le presentó en realidad a K. Dick, toco su puerta y lo colocó en un viaje al interior de la supercomputadora holográfica que programa la realidad.

En el film «Matrix» Trinity, la chica de pelo negro, se muestra a Neo para guíarlo con su tatuaje del conejo y su mescalina hacia la realización de que la realidad es una ilusión.

Dick dice en 1977: «Vivimos en una realidad programada computacionalmente y la única pista que tenemos es cuando una variable es cambiada y una alteración en nuestra realidad ocurre».

Una de las claves para notar esto son los deja-vus, una reprogramación o glitch cuyo efecto puede ser uno de esos «tenues intersticios» consentidos en la arquitectura del mundo para que notemos que es irreal. O una teoría de los deja-vus: son puntos donde ocurre la bifurcación de un mundo alterno, esto es dicho en la excelente serie «Fringe», la cual basa buena parte de su primera temporada en «spin-offs» de tecnología que aparece en los libros de K. Dick.

Más que buscar la anticipación de la película «Matrix» en la obra de Dick, es interesante considerar la posibilidad de que la Matrix, no sea sólo una metáfora hiperbólica de esta realidad, sino sea la naturaleza real (: la ilusoriedad) del mundo en el que vivimos: ya sea esto el diseño de un demiurgo, como sostiene el gnosticismo y se plantea en la novela VALIS de K.Dick con la variable de una entidad cibernética del sistema estelar de Sirio que proyecta holográficamente nuestra realidad, o ya sea la misma naturaleza cuántica de la materia, el fantasma en la máquina, el electrón (espectral) cuya función de onda es determinada por la conciencia que lo observa, que lo crea.

Drew Hempel nos plantea la aterradora teoría de que la Matrix existe, fue construida por programas secretos del gobierno (o por una inteligencia superior), entre la ciencia ficción y la conspiranoia, es posible que estemos viviendo en una alucinación consensuada, que el pasado no sea más que un programa cibernético encriptado en nuestro cerebro reptiliano, y lo que vivimos un loop. Aunque suene descabellado, darnos cuenta de la existencia de esta Matrix sería casi imposible al vivir y percibir dentro del programa. Castaneda escribió: «El misterio no es lo que percibimos, el misterio es lo que nos hace percibir». Lo que nos hace percibir sería este programa.

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