10 enseñanzas de J. Krishnamurti

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Fuente

Krishnamurti es considerado mundialmente como uno de los grandes pensadores y maestros religiosos de todos los tiempos. Él no enseña ninguna filosofía ni religión, sino que habla de las cosas que nos afectan a todos en nuestra vida cotidiana, de los problemas del vivir en una sociedad moderna, con su violencia y corrupción, de la búsqueda individual de seguridad y felicidad, de la necesidad que la humanidad se libere a sí misma de las cargas internas del miedo, de la ira, de las injurias y del sufrimiento. Con gran precisión expone el funcionamiento sutil de la mente humana, y señala la necesidad de generar en nuestra vida diaria una cualidad meditativa profunda y espiritual.

Krishnamurti no perteneció a ninguna organización religiosa, secta o país, ni suscribía a ninguna escuela política o pensamiento ideológico. Todo lo contrario, mantenía que estos eran los factores mismos de la división entre seres humanos y la causa de conflictos y guerras.

Krishnamurti no hablaba como un gurú sino como un amigo, sus charlas y diálogos no se basaban en el conocimiento tradicional sino en sus propias percepciones de la mente humana y en su visión de lo sagrado, por lo que siempre transmitía una sensación de frescura y objetividad a pesar de que la esencia de su mensaje no haya variado a lo largo de los años. Cuando se dirigía a grandes audiencias, la gente sentía que Krishnamurti hablaba a cada uno de ellos, señalando los problemas personales de unos y otros.

1.La diferencia entre atención y concentración

Hay una diferencia entre atención y concentración. Concentración significa focalizar toda la energía en un punto concreto. En la atención no hay un punto al que enfocar. Estamos muy familiarizados con uno y no con lo otro. Cuando prestamos atención al cuerpo, el cuerpo se tranquiliza, tiene su propia disciplina; se relaja, no es que esté inactivo, sino que tiene la energía de la armonía. En la atención no hay concentración, por tanto, no hay conflicto.

Mientras lee esto, ponga atención en cómo está sentado, cómo escucha, cómo recibe lo que esta carta está diciendo, cómo reacciona a lo que se está diciendo y por qué le parece difícil estar atento. No está aprendiendo cómo estar atento. Si aprende a estar atento, eso se convierte en un sistema, que es a lo que el cerebro está acostumbrado, con lo cual convierte la atención en algo mecánico y repetitivo, mientras que la atención no es mecánica ni repetitiva. Es la forma de mirar toda su vida sin el centro de interés propio.

2.Nos aferramos a lo conocido y tenemos miedo a lo desconocido

Así, hemos separado vida y muerte. Situamos la muerte al final de la vida. Ponemos la muerte lo más lejos posible, a un largo intervalo de tiempo, pero al final de ese largo periodo moriremos. Ahora bien, ¿qué llamamos vida? Ganar dinero, ir a la oficina de 9 a 5, trabajar duro en un laboratorio, en una oficina, en una fábrica, ese interminable conflicto, el miedo, la ansiedad, la soledad, la desesperación, la depresión; a toda esa forma de existencia llamamos vida, vivir. Nos aferramos a eso, pero ¿es eso vivir?
Esa vida es dolor, sufrimiento, ansiedad, conflicto, desesperación y corrupción porque si hay interés propio, tiene que haber corrupción. A eso, lo llamamos vivir, es lo que conocemos, estamos familiarizados con ello porque así es nuestra vida diaria. Y tenemos miedo a morir, lo cual significa soltar todo lo conocido, todas las cosas que hemos experimentado y acumulado: nuestro amor por los muebles y la hermosa colección de cuadros y pinturas, pero viene la muerte y dice: “Tiene que soltar todas estas cosas para siempre”.

De modo nos aferramos a lo conocido y tenemos miedo a lo desconocido.

 

3.El conocimiento no se puede comparar con la inteligencia

Existe una diferencia entre intelecto e inteligencia. El intelecto es el pensamiento operando con independencia de la emoción, mientras que la inteligencia es capaz de sentir y también de razonar; y hasta que afrontemos la vida con inteligencia, en vez de hacerlo sólo con el intelecto o con la emoción, ningún sistema político o educacional en el mundo puede salvarnos del caos y la destrucción.

El conocimiento no se puede comparar con la inteligencia, el conocimiento no es sabiduría. Con la sabiduría no se hace comercio, no es una mercancía que se puede comprar pagando a través del aprendizaje o la disciplina. La sabiduría no se encuentra en los libros; no se acumula, memoriza o almacena. La sabiduría llega con la negación del ‘yo’. Tener una mente abierta es más importante que aprender, y es posible tener una mente abierta, no mediante la memorización de información, sino estando atentos a nuestros propios pensamientos y sentimientos, observándonos con cuidado a nosotros mismos y a las influencias que nos rodean, observando al rico y al pobre, al poderoso y al humilde. La sabiduría no llega a través del miedo ni la opresión, sino a través de la observación y la comprensión de los incidentes de la relación humana.

4.El amor no es un sentimiento

Como es obvio, el amor no es un sentimiento. Ser sentimental, ser emocional no es amar, porque el sentimentalismo y la emoción son simples sensaciones. Una persona religiosa que llora por Jesús o Krishna, por su gurú o por alguien más, simplemente es sentimental, emocional, se satisface con la sensación, lo cual es un proceso del pensamiento, y el pensamiento no es amor.

El pensamiento es el resultado de la sensación, así una persona sentimental, emotiva, no puede conocer el amor. Y ¿acaso no somos emotivos y sentimentales? El sentimentalismo, el emocionalismo, sólo es una forma de auto-engrandecimiento. Es evidente que estar lleno de emociones no es amor, porque la persona sentimental puede ser cruel si sus sentimientos no son correspondidos, si sus sentimientos no tienen salida. Una persona emocional puede ser arrastrada hacia el odio, la guerra, la masacre. La persona sentimental, llena de lágrimas por su religión, sin duda, no siente amor.

5.Esa tremenda necesidad de apego

Nuestra relación en afán posesivo, apego, varias formas de intromisión de uno con otro.

¿Qué es el apego? ¿Por qué tenemos esa tremenda necesidad de apego? ¿Cuáles son las implicaciones del apego? ¿Por qué uno se apega? Cuando estamos apegados a algo siempre hay miedo, miedo de perder esa cosa; siempre existe esa sensación de inseguridad. Por favor, obsérvese a sí mismo. Siempre existe esa sensación de separación. Estoy apegado a mi esposa, y estoy apegado a ella porque me da placer sexual, me da placer como compañera; ya conocen todo esto, no tengo que explicarlo. De modo que estoy apegado a ella, eso significa celos, temor; y si hay celos, tiene que haber odio. Y bien, ¿es el apego amor? Esta es una cuestión que debemos observar en nuestra relación.

6.Se aprende mucho observando

Se aprende mucho observando, observando las cosas de uno, observando los pájaros, el cielo, las estrellas, las diferentes constelaciones, Orión, la Osa Mayor, Venus. No sólo se aprende observando las cosas que nos rodean, sino también observando a la gente, cómo viste. No sólo se trata de observar lo externo, sino también de observarse a sí mismo, mirar por qué piensa eso o aquello, su comportamiento, su conducta cotidiana, por qué sus padres quieren que haga esto o aquello.
Observar, no resistir; si resiste, no aprende. O si llega a cualquier conclusión, o a alguna opinión que cree correcta y se aferra a ella, entonces, como es natural, no aprenderá. La libertad es necesaria para aprender, así como la curiosidad, la sensación de querer conocer por qué uno mismo o los demás se comportan de cierta manera, por qué la gente se enoja, por qué uno se irrita.

Aprender es muy importante porque no tiene fin. Aprender por qué los seres humanos se matan unos a otros, por ejemplo. Es cierto que los libros lo explican, dan todas las razones psicológicas del por qué los seres humanos se comportan de una manera concreta, de por qué los seres humanos son violentos. Todo eso se explica de diferentes maneras en los libros de inminentes escritores, psicólogos, etc. Pero lo que uno lee, eso no es uno. Lo que uno es, cómo se comporta, por qué se enoja, se deprime, por qué es envidioso, si uno se observa a sí mismo, aprenderá mucho más que en esos libros que le dicen lo que es.

7.Conocerse a sí mismo en la relación

El conocimiento propio no depende de ninguna fórmula. Uno puede ir al psicólogo o al psicoanalista para descubrir lo que uno es, pero eso no es conocimiento propio. El conocimiento propio surge cuando nos damos cuenta de nosotros mismos en la relación, la cual nos muestra lo que somos de momento en momento. La relación es un espejo en el cual nos vemos tal como realmente somos. Sin embargo, la mayoría somos incapaces de mirar lo que somos en la relación, porque de inmediato empezamos a condenar o justificar lo que vemos. Juzgamos, valoramos, comparamos, negamos o aceptamos, nunca observamos realmente ‘lo que es’, y para casi todos parece que esto es algo muy difícil de hacer. Sin embargo, observar “lo que es” es en sí mismo conocimiento propio.

8.Cuando las cosas de la mente no llenan nuestro corazón…

Cuando las cosas de la mente no llenan nuestro corazón, entonces hay amor; y el amor por sí sólo, puede transformar la locura e insensatez actual del mundo, ningún sistema ni teoría, sea de derechas o izquierdas, puede hacerlo. Uno, realmente ama cuando no posee, cuando no es envidioso, cuando no es codicioso, cuando es respetuoso, cuando es misericordioso y compasivo, cuando tiene consideración por su esposa, sus hijos, vecinos y desafortunados sirvientes.
El amor no es del pensamiento, no puede cultivarse, no se puede practicar. Practicar del amor, practicar la hermandad sigue estando en el campo de la mente, y por tanto, no es amor. Cuando todo esto termina, entonces surge el amor, en ese momento conocerá lo qué es el amor.

9.Somos lo que poseemos

Somos lo que poseemos. El hombre que posee dinero es el dinero, el hombre que se identifica con la propiedad es la propiedad, o la casa, los muebles. Lo mismo sucede con las ideas o con la gente, y cuando existe ese afán posesivo, no hay relación. Sin embargo, la mayoría poseemos porque sino, no tenemos nada más; si no poseemos somos cascarones vacíos. Por eso llenamos nuestra vida con muebles, música, conocimientos, con esto o aquello. Este cascarón hace mucho ruido y a ese ruido lo llamamos vivir y con eso, estamos satisfechos. Pero si surge una contrariedad, una pérdida, entonces sufrimos porque de pronto descubrimos lo que somos, un cascarón vacío sin mucho significado.

10.Sin amor la vida cotidiana no tiene ningún valor

En este mundo dividido y desértico no hay amor porque el placer y el deseo juegan un papel demasiado destacado, sin embargo, sin amor la vida cotidiana no tiene ningún valor. No puede sentir amor sin belleza, y por belleza no me refiero a la belleza de un árbol, de un cuadro, de un edificio, o de una hermosa mujer sino a esa belleza que no es algo que uno ve.

Tan sólo hay belleza cuando su corazón y su mente conocen lo que es el amor. Sin amor y ese sentido de belleza no hay virtud, lo sabe muy bien, haga lo que haga, mejore la sociedad, alimente al pobre, sólo creará más desdicha porque sin amor únicamente hay fealdad y pobreza en el corazón y la mente. Contrariamente, cuando hay amor y belleza, cualquier cosa que haga es correcta, hay orden. Si sabe amar, entonces puede hacer lo que quiera, porque eso solucionará el resto de problemas.

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One thought on “10 enseñanzas de J. Krishnamurti

  1. J. Krishnamurti, es sin duda el más grande de los maestros que he leído. No ha existido otro que explique tan claro los procesos mentales del ser humano; como opera el pensar, la función del tiempo en nuestro pensamiento y la forma como tenemos que observar para ver lo nuevo, para experimentar el cambio Radical que nos llevará al conocimiento del mundo. El aporte de éste librepensador para entender los procesos que operan en nuestro ser y poder entender el condicionamiento que no nos dejar ver lo verdadero, es invalorable.

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